
Durante año y medio se ha negado sistemáticamente a atender a los periodistas de esta revista, mostrando un total desprecio por la misma y por sus lectores.
Y lo que es lo mismo, por todos los radioaficionados a los que ha negado la información que genera su departamento en la Dirección General de Telecomunicaciones, incumpliendo sus obligaciones como funcionario público.
A pesar de ello, ha tenido el atrevimiento de enviar una nota a la Redacción de Radio-Noticias en la que textualmente afirma que le resulta «muy difícil entender la campaña de su revista contra mi persona», como si el que diésemos a conocer a la opinión pública su inadmisible postura fuese algo sin fundamento y sólo explicable por una «injusta campaña personal».
Su intento de victimismo es en vano. El cinismo de Carrascal está alcanzando niveles preocupantes en una persona a quien pagan los ciudadanos y a los que debe el adecuado tratamiento e informar de sus actividades. El Director General de Telecomunicaciones debe tomar medidas urgentemente para recomendar a Carrascal que baje de su nube y se comporte como lo que es, un simple funcionario, ni más ni menos.